viernes, agosto 31

NIETO

Cerrar los ojos fuertemente.
Aquietar los sonidos.
Y sentir tu voz a mi lado.
suave. Queda.
riendo con los sueños lejanos
de muchos hijos y nietos.
Madurez rodeada de risas.
Vejez pròdiga. Familia amada.
¿te acordàs que lo soñamos?
Tantas veces.
Discutiendo los parecidos.
Las cosas rutinarias que serìan.
Por que el amor
nos hacia dueños de la vida.

Y llegò ese tiempo. Casi de golpe.
Las niñas mujercitas
Dejando las muñecas por poesias.
Los garabatos por pinturas.
Las trencitas torcidas. La infancia difìcil.
La vivencia distinta.
Sangre de la nuestra.

Podrìa contarte al oìdo
la travesura tierna de tu nieto.
Ese dulce pequeñito. El primero
que llegò en una tarde
cuando el alma silenciosa, triste
recordaba tu partida.
Ese amado niño que.
ingenua fantasìa,
busca a su abuelo en una estrella.
Con sus rulos inquietos,
sus travesuras.
Abrazandome fuerte.
Colmandome de besos.

Y mi espìritu vuela a tu lado.
Mis manos, tus manos.
Mis ojos, pozos abiertos, profundos
queriendo ser tu mirada.
Y disfrutamos juntos su inocencia.

Compartimos su abrazo.
Jugando a la pelota.
Y en cada arbolito nuevo
plantamos tu sueño.
El camioncito azul.
El auto de carrera.
Los juegos que eran tus afanes.
El mate lavado y frìo.
Su cuerpito acurrucado.
Soñoliento y confiado
tirado en el cesped, cara al cielo.
Y sus deditos señalando el espacio.
Allà.
Donde èl vislumbra tu presencia.-

Es tu nieto, amor. Nuestro nieto.
El esperado. El soñado.

Y mientras dure mi vida en esta vida.
Cada segundo,
Cada instante compartido,
Cada risa de este niño en mis oìdos
.....serà tuya. Serà nuestra.

Serà nuestro legado.-
Mònica Figueroa
Derechos Reservados
Año 2000




NO SOÑAR

No soñar. No esperar.
La vida sigue su curso.
Y la agonìa crece.
Cada dìa como siempre.
La rutina. El agobio. La pena.

No soñar.
No hay historias por cumplirse
Ni abrazos ni caricias.
Solo recuerdos que perduran.
Un aroma. Un sonido.
Las risas tenues.
Una làgrima a escondidas.
No esperar.
No hay mañanas en la espera.
Solo la sombra del pasado.

Su pena. Su alegrìa.
No soñar. No esperar.
Ya està.
Mònica Figueroa
Derechos Reservados
Año 2000

COMO SE HACE

¿De donde sacar las ansias de vida
que alguna vez tuve? ¿Còmo hacer?
¿Còmo empezar de nuevo cada dìa?
Abrir los ojos.
Y sentir la fuerza de existir.
El calor del sol sobre la piel,
esa mùsica interna que me acompaña
como el eco de una vida terminada.
¿Còmo hacer cuando todo se oscurece.
cuando la fuerza vital del mundo,
la savia que fluye interiormente,
no alcanza, no basta?
Si apenas parece un suspiro
perdido en la tormenta.
Si no quiero oìr. Ni mirar. Ni sentir.
Si todo produce daño.
Los gestos de ternura a destiempo.
El abrazo que no llega.
El grito que acelera.
El desamor. La angustia. La trizteza.

¿Còmo hubiera sido
con una historia previa diferente?
¿Acaso es cobardìa culpar a la vida,
creer que serìa mejor,
menos dolor, menos incomprensiòn.
menos mentiras?

¿Còmo hacer?
¿Còmo empezar de nuevo?
Si ni siquiera sè donde encontrar
la fuerza suficiente.

Los recuerdos no alcanzan.
El presente es oscuro, quieto.
Inexorablemente vacìo.

¿Còmo recuperar mi esencia?
Mònica Figueroa
Derechos Reservados
Año 2007

SI ESTUVIERAS AQUI

Si estuvieras aquì, junto a mì,
podrìa reflejarme en tu mirada.
Y al sumergirme en ella, el dolor no pesarìa tanto.
Quizàs no habrìa palabras,
frases complicadas explicando cosas.
Quizàs solo tu silencio me acompañarìa
y en èl mi alma estarìa cobijada.
Cierro mis ojos y trato de imaginar los tuyos.
Tus manos fuertes, con las marcas indelebles del trabajo.
Tu pìcara sonrisa, los pasos largos y lentos, pesados
y silenciosos golpeando las baldosas.
Esa voz tranquila sin agresividades
siempre en un tono suave y pausado.
Estiro mis manos buscando la dulzura del abrazo.
Intento sueños antiguos, oraciones viejas
que ya no cumplen su cometido.
No basta la voluntad de recordar para traerte a mi tiempo.
Cuando una alegrìa embarga mis dìas.
cuando nuestras hijas ya crecidas
comparten algùn sueño conmigo
abro los ojos en dos pozos oscuros
tratando de intuìr tu presencia en la mìa.
Para contarte.
Para que suenen nuestras voces y las risas ocupen
el espacio tibio y tranquilo de la casa.
Se abren mis labios sin emitir sonidos
por que la realidad de ausencias golpea.
Y golpea.

Te extraño. Es un dolor interminable
el eco de mis propias voces,
el grito desgarrante que suena hueco
sin destino, con principio y sin final

Si estuvieras acà, todo serìa distinto
de Mònica Figueroa
Derechos Reservados
Año 1997

lunes, agosto 27

COMO SE PIDE

Cuando muere un ser querido, màs aùn como en este caso, inesperado e incomprensible, por que sucede en el ambiente fìsico donde transcurrìa la mayor parte de todos y cada uno de los dìas de la semana, cuando no jornadas enteras, la primera reacciòn es el desconcierto y la angustiosa espera de que un mañana distinto que indique el tèrmino de una pesadilla.
Pero ese mañana no llega. Por que màs allà de toda lògica, una vida ha sido truncada. Y no hay bienestar econòmico ni lujos ni artificios que merezcan ocupar el espacio vital que deja un padre cariñoso y juguetòn con sus hijas, un compañero elegido para toda la vida. Trabajador en la lucha cotidiana por un mejor porvenir, que vivìa absorbiendo todos los conocimientos posibles, que hoy aprendìa fotografìa con el mismo empuje y tesòn invertido en un nuevo invento electrònico.
Un hombre que, luego de largas jornadas en la usina, tocaba canciones en la guitarra o en el piano para diversiòn de sus hijas.
Y los recuerdos consuelan. Hasta cierto lìmite.
Y donde terminan ellos recomienzan las ausencias.
Y con el paso de los dìas, las preguntas sin respuestas lògicas para los cuestionamientos infantiles, van formando un hilo delgado que amenaza romperse.
Màs allà de toda anècdota, màs allà de todo comentario curioso, hay una realidad firme, autèntica, dolorosa. Una familia desintegrada que debe juntar los pedazos de su existencia.
Cinco niñas que a travès de su inocencia, preguntan por que Dios se lo llevò si ellas lo necesitaban.
Un hombre que ya no recorre la ciudad en la camioneta marròn, un hombre que compartiò horas con muchos amigos, que comìa, que vestìa, que sufrìa y amaba. Que era, en definitiva, un ser humano como cualquiera de nosotros.-
Entonces, ya es tiempo de evitar que su recuerdo se transforme en un mito, en un caso terrible que sucediò por que el "destino està escrito y no se puede torcer".
Reflexionemos. En nuestra comunidad siguen existiendo los problemas, los inconvenientes. Hay muchos obreros que no han sido noticia, que ocupan su lugar con una radio pegada como sombra, que llama sin importar la hora ni la circunstancia. Obreros que tienen las mismas luchas, con una entrega absoluta al trabajo.
A ellos, que fueron sus compañeros, se les debe dar la oportunidad que Claudio y su familia no tuvieron. Cuidar a los seres humanos, que tienen hijos, padres, esposas esperandoles en el hogar, es lo que debe prevalecer por todas las cosas.
...
La muerte, cuando atrapa, no pregunta ideologìas ni pide comprobantes de afiliaciones.
Lo que ella arrebata no se recupera nunca. Y la desolaciòn que trae consigo no admite ser explicada. Solo se la vive.
Y a partir de esas realidades, quizàs pueda evitarse que el "destino escrito" se cumpla nuevamente.-
...
Por que tiene que llegar el dìa de poder mirar firme a los ojos de mis hijas, y ante un corte de luz imprevisto, enseñarles que pierdan el miedo, que su papà no muriò para nada.... que ese corte de luz es solo un corte de rutina.
(Publicado en La Opiniòn Austral, cuando en el Dìa del Trabajador, la Usina 2 comenzò a llevar su nombre)



miércoles, agosto 15

YO TE VI


Yo te vì.
Eran tus ojos sonrientes de mirada calma.
El pelo despeinado jugando con el viento.
Tus dedos acomodandolos.
Nerviosos. Inquietos.
Era tu voz. Haciendo preguntas.
Y en su profundidad
entretejìas frases de tierna ironìa.

Te vì. No pude equivocarme.
Sentì el abrazo quieto, silencioso.
Uno al lado del otro.
Observando la vida.
Toquè tus manos queridas. Cada lìnea.
Cada surco testigo de tu andar laborioso.
Manos desgranando notas en la guitarra.
Cuando eras vos y el misterio.

Yo te vì, amor.
Que no me digan lo contrario.
Que la rutina solitaria desaparezca y duerma.
Que el silencio se haga carne.
Que los ojos cerrados
huecos de làgrimas,
sedientos de nostalgia
atrapen tu historia para siempre.

Te vi. No pude equivocarme.
Sentì tu aroma.
Impregnò el aire de recuerdos.
Escuchè tu canciòn. La nuestra.


Aunque amanezca en los visillos
y el sol entibie cada vidrio
Y la almohada frìa, quieta
no tenga la huella de tu sueño.
Y el tic tac del reloj marque otro tiempo.
La rutina cotidiana. El silencio.

Yo te vì, mi amor. No pude equivocare.
Yo te vì. Sentì tu alma.
....................................................
AUTORA: Mònica Figueroa
("Cartas a Claudio")

jueves, agosto 9

MIS RECUERDOS


Abrir la puerta al pasado.
Las paredes viejas, reconocidas en la memoria.
Entrar despacio. Sigilosamente.
Para no quebrar el momento del solitario reencuentro.
Los años vividos regresan en imagenes color sepia.
Como viejas fotografìas con lentos movimientos.
La habitaciòn donde ayer se cobijaron mis sueños.
Ternura de hijos soñados. Pintura fresca. Risas alegres.
El aroma dulce de una torta de cumpleaños.
Las zapatillas rosadas patinando en la escarcha.
Mañanas de frìo. Tardes soleadas. Apacibles.
Con las voces infantiles atrapadas en la hamaca.
El tic tac del reloj hace presente a destiempo.
La camioneta marròn las regresa al colegio
Y en el marco de la puerta el eco de cada abrazo.
El corazòn se ilumina y recuerda.
La mesa tendida. Con las tazas humeantes.
Sonidos de guitarra marcando otros tiempos.
Aquellos de sonrisas amplias, de gestos tiernos.
La caja de herramientas. Los libros en la silla.
Las muñecas jugueteando en el piso.
Desde el televisor, la carrera de autos termina.
Las palabras de amor se cobija en el papel amarillento.
Los cuadros se desprenden. La cama està vacìa.
Y el sonido de otras voces dicen lo inexplicable.
Como las hojas al viento, se escapa entre los dedos.
En las paredes vacìas, en el patio abandonado.
En el doloroso silencio expandido hasta los vidrios.
El espìritu atormentado ya no tiene preguntas.
Y en las vigas de la casa, quedò atrapado el recuerdo.
de Mònica Figueroa