martes, diciembre 30

Festejar, a pesar de todo

Festejar, a pesar de todo. Así reza el precepto popular del que se nutren quienes, aun sufriendo por la ausencia de un ser querido, deciden pasar el Año Nuevo obstruyendo el dolor. Pero antes siempre se impone un balance. Tanto en Navidad como en Año Nuevo, mucha gente tiende a deprimirse: ya sea porque recuerda a los seres queridos que murieron, a los enfermos, a los que están lejos o piensa sólo en las cosas negativas que le sucedieron durante el año. Pero al mismo tiempo se renuevan la esperanza, las ilusiones, las expresiones de anhelos, los objetivos inconclusos. Más aún cuando políticos y economistas nos colmaron de temores sobre la marcha de la economía en el año venidero, como consecuencia de la crisis global del capitalismo.

En definitiva, es necesario crear un clima de tranquilidad para no tener que enfrentarse a esta especie de apocalipsis financiero y debacle emocional. La conclusión es el resultado de consultas efectuadas por LA GACETA a personas de profesiones, trabajos y actividades diversas, así como también de edades diferentes.

“Disimular, intentar mostrarse frente al mundo como si nada hubiera pasado; un brusco cambio en la modalidad del festejo, una borrachera o la tentación de tomar una pastilla para dormir y despertarse en la mañana del primer día del nuevo año, son algunas de las opciones con las que algunos deciden atravesar los días festivos luego de una pérdida física, material o laboral”, afirma la terapeuta familiar Noemí Palacios.

“Sin embargo -agregó, a la mayoría les resulta prácticamente imposible hallar paz y tranquilidad en esta celebración echando mano a ese tipo de estrategias que, finalmente, les acentúa el sufrimiento. Ya que, aun sin parecerlo, los cambios bruscos o la negación alejan a las personas de una oportunidad más saludable: la de lograr un vínculo diferente con el ser ausente, de recordarlo con afecto y, sobre todo, de sentir y hasta disfrutar de las fiestas en la medida de las propias posibilidades”

Al respecto, la licenciada Silvia Herrera explicó que “lo importante no es sortear ni evitar el dolor sino anticiparse a él, reconocerlo y, sin pretender que todo sea como antes, encontrar el propio camino de confort para pasar las fiestas. Hay muchos momentos especiales difíciles de transitar cuando se ha perdido físicamente a un ser querido como un cumpleaños, un aniversarios, por ejemplo. Pero las fiestas de fin de año son universales, y por eso la tentación de los mitos festivos -celebrar, a pesar de todo- es más fuerte que en otras ocasiones.

“La alternativa solidaria también es una manera agradable de pasar un fin de año, sobre todo para quienes no tienen familia ni amigos o están de viaje en un lugar desconocido. No hay nada más agradable que alegrar el corazón ajeno con un pequeño obsequio y una cena cálida junto a los vecinos que están solos todo el año o a aquellos enfermos que no tienen nadie que los visite”, opinó la enfermera Josefina Liloff, que como debe trabajar para solventar sus estudios universitarios, suele ocuparse de la guardia de Año Nuevo para ganar unos pesos más y para no sentirse sola y distante de su familia, que reside en Chaco.

“Más allá de las maneras de celebrar, cada cultura tiene sus tradiciones y creencias populares que pueden ser implementadas en este festejo. Algunos utilizan ropa interior amarilla porque atrae la prosperidad, también la lencería roja para encontrar el amor ideal. Otros, creen que si la usan al revés, recibirán muchos regalos y si desean viajar en el futuro, no olvidan sacar las maletas a la puerta de la casa para que el año nuevo les augure muchos viajes ni comer las doce uvas, cada una con una campanada de medianoche para empezar el año con buena suerte”, explicó el antropólogo e investigador costumbrista Juan Carlos Juárez Aguirre. Todo es válido a la hora de desterrar los malos presagios.

FUENTE: http://www.lagaceta.com.ar

Las fiestas sin vos

Celebraciones rodeadas de regalos y brindis, pero para una parte importante de nosotros y en algún momento de la vida, son nostalgia, penas y algunas làgrimas. No importa a veces el tiempo transcurrido desde que ese ser querido ha fallecido.
Puede ser meses, años, días. El fallecimiento conlleva una enfermedad, un accidente, y estos dejan secuelas dìficiles de afrontar. Siempre digo que he aprendido que ese dolor se siente en el cuerpo, en los músculos y los huesos, por que hasta las fuerzas de ese cuerpo ceden y solo se es un montòn de algo a la deriva.
¿y què hacemos en Navidad, en año nuevo…o en un cumpleaños…un nacimiento? Preguntas difíciles, pero màs difícil aùn es encontrar respuestas valederas, que sirvan y nos den sosiego.
En algunos c asos, es la negación completa y total. Regalan los adornos, cierran sus hogares y ya no se reúnen para navidad o año nuevo por que los recuerdos son demasiado dolorosos, por que la presencia del que ya no està duele demasiado, no se soporta,
Y en ese acto de negación, no se tiene en cuenta al resto de la familia, que necesitan aferrarse a la esperanza del consuelo y el futuro.
Siempre recuerdo nuestras primeras navidades solas. En honor a nuestras hijas, hubo arbolito y regalos.
Estabamos solas. Ellas jugando. Yo sentada al costado de la mesa, mientras me seguía preguntando si no era todo parte de una gran pesadilla.
Cuando sonaron las 12, también sonò el timbre de mi casa. Y entraron todos mis vecinos, con el pan dulce, la bebida para brindar y ese abrazo que partìa el corazón y cerraba las heridas momentáneamente. Nunca en mi vida olvidarè el amor y la compañía que ellos nos brindaron ese dìa.
Los recuerdos se intensifican en estas fechas. Y creo que lo esencial es no esconder los sentimientos. Al menos no esconderlos ante uno mismo. Yo intento no reprimir mis emociones, aunque debo confesar que no puedo llorar,
Sè que, aunque en el fondo los sentimientos de pèrdida y dolor son muy parecidos, las reacciones son diferentes,
Despuès de esa primera navidad, aprendì que me hacìa bien repetir los rituales familiares. Pasè a ser la vìa física para que mis hijas recrearan las costumbres que su papà tenía, no solo en las fiestas navideñas, también en muchas situaciones de la vida.
Y eso produjo en mi una sensación de paz. Sus costumbres se hicieron mìas, como un rito familiar.
Pero lo importante es compartir de manera unida con el resto de la familia. En el clima que se pueda. Llorando si se quiere llorar, recordando si asi lo necesitamos, y no desmoronarnos, màs aùn en el caso de que tengamos hijos, por que ellos también sienten las `pèrdidas y nos necesitan enteros. Mantenernos ocupados, buscar y recibir el apoyo de familiares o amigos cercanos, por que ellos son los que nos ayudan a sobrellevar estas fechas. Escribir tarjetas de navidad, armar el arbolito, ocupar el tiempo en trabajos caseros para mantenerse activos, ocuparse de los màs chiquitos de la familia….
Lo cierto es que la felicidad de los regalos y el compartir se entremezcla con la soledad, la angustia, la nostalgia por que alguien ya no està con nosotros.
Ojalà pudiéramos no ocultar los sentimientos, sino expresarlos a través del llanto, del abrazo o el compartir con quienes nos rodean.
De esa manera, mantendremos el recuerdo de nuestro ser querido que tanta falta nos hace y a la vez iniciaremos el camino del consuelo y la entrega.

Desde el corazón, para ustedes.

viernes, diciembre 26

NAVIDAD EN SOLEDAD


En estos dìas de diciembre, el espìritu de las fiestas lo invade todo.
Y en contraposiciòn a esa algarabìa de colores y sìmbolos, hay personas que se sienten solos, aislados, desconectados del bullicio y las festividades.
Siempre habràn mil razones para tener por ùnica compañìa a la soledad. Pero ella se encarga de producir en los corazones solo frases y sentimientos de trizteza. A veces, es el primer año que nuestro ser querido faltarà en la mesa, tal vez un nuevo acontecimiento familiar que se vive con angustia por que èl (o ella) no està para disfrutarlo.- El miedo a continuar solos, el nerviosismo de saber que ya todo es diferente y el temor de no saber si estamos capacitados para enfrentarlo.
Y aunque nos neguemos a verlo y sentirlo, la esperanza surge en todo lo que nos rodea.
Generalmente decir fin de año trae aparejado un balance. Surge solo, por que sì, los buenos propòsitos para el proximo, brindar y festejar si ha sido bueno.....
Y si hemos vivido muchas dificultades y triztezas, es bueno pensar que ha llegado a su fin, que tal vez en algùn momento los sentimientos seràn diferentes y de a poco iremos teniendo el consuelo en nuestro espìritu.
Los libros, frases, canciones de autoayuda colaboran para encontrar caminos de reflexiòn y poder remontar esos dìas donde la trizteza nos invade totalmente.
Tener la generosidad de pensar en muchas otras personas que se encuentran en la misma situaciòn que nosotros, y que pueden necesitarnos, que podemos ser ùtiles para acompañar al dolor ajeno.
Podemos llevar frases de esperanza y consuelo, hay muchos seres que estàn enfermos o sin medios econòmicos para subsistir. Y si me concentro un poco a la vez en ellos, aprenderè que muchos sufren pèrdidas irreparables, que nos une el dolor y las necesidades del otro, el ayudar de alguna manera, me haràn salir reconfortado de esa experiencia.

No es fàcil. Nada es fàcil para las penas del alma y las ausencias.
Pero intentarlo vale la pena. Ocuparnos de alguien que tenemos cerca, un familiar, un vecino, un hospital, algùn centro, ocuparà parte de nuestra energìa positivamente y podemos adherirnos al presente nuevamente.

Es una tarea que debe alimentarse todos los dìas. Y a la vez, nos darà fortaleza y esperanza.
Con el corazòn.





jueves, diciembre 25

OSHO- Sobre la muerte

Les regalo este pensamiento de Osho.

El hombre ha considerado a la muerte como la enemiga de la vida, como si la función de la muerte fuera destruir la vida, como si la muerte estuviera en contra de la vida…

SI ÉSTA ES TU IDEA
Entonces
EVIDENTEMENTE, HAS DE LUCHAR CONTRA LA MUERTE

y la vida se convierte en un esfuerzo por sobrevivir a la muerte. Entonces estás luchando contra tu propio origen, estás luchando contra tu destino, estás luchando contra algo que va a pasar.

Toda esa lucha es absurda porque no puedes evitar la muerte….
DE AHÍ LA TENSIÓN, LA ANSIEDAD, LA ANGUSTIA DE LA HUMANIDAD
Cuanto más luchas con la muerte…
¡!! MÁS ANSIOSO TE VUELVES ¡!!

Ha de ser así; es una consecuencia natural.
Si luchas contra la muerte sabes que vas a ser derrotado…


¿Cómo puedes estar contento con una vida que va a acabar en derrota?
Sabes que por mucho que te esfuerces no podrás vencer a la muerte.
En tu interior sólo tienes una certeza y ésa es la de tu muerte.
En la vida, todo lo demás es incierto; sólo la muerte es cierta.
Sólo hay una certeza, y en esa certeza tienes un enemigo…


Luchando contra la certeza y depositando tus esperanzas en falsedades

¿cómo vas a descansar?

¿Cómo podrás estar relajado, tranquilo, calmado?
Es imposible
La idea fundamental de la mente occidental es luchar para sobrevivir.
Dicen:


“LA SUPERVIVENCIA DEL MÁS APTO”

“ LA VIDA ES UNA LUCHA”

¿Por qué una lucha?

Es una lucha porque consideras a la muerte como el enemigo. Una vez comprendes que la muerte no es lo opuesto a la vida sino parte de ella, una parte intrínseca de ella de la cual nunca podrá separarse…

UNA VEZ ACEPTAS A LA MUERTE COMO AMIGA

de repente

! TIENE LUGAR UNA TRANSFORMACION ¡
! ERES TRANSFIGURADO ¡

ahora ves las cosas de forma diferente.

Ya no hay lucha, ni guerra; no estás luchando contra nadie, puedes relajarte, puedes estar en casa….

SÓLO CUANDO LA MUERTE SE CONVIERTE EN AMIGA

!! LA VIDA TAMBIEN SE CONVIERTE EN AMIGA !!

Esto puede parecerte paradójico, pero es así; sólo en apariencia es paradójico. Si la muerte es tu enemiga, entonces, en lo profundo, la vida también es tu enemiga, porque la vida te conduce a la muerte.

OSHO

sábado, diciembre 20

Navidades sin vos


La época de navidad permite hacer un recuento de lo logrado y en ese análisis suelen ser fundamentales los recuerdos de las relaciones de pareja.

Por Michelle Soto*

En una época donde tradicionalmente se resaltan valores de familia y convivencia, la navidad propicia la emotividad tanto de sentimientos de alegría como de tristeza. En diciembre, muchas personas recuerdan a las parejas y relaciones que perdieron durante el año.

REPASO ANUAL

Los seres humanos necesitamos cerrar ciclos, poner el punto final a los capítulos de nuestra vida, y diciembre pudiera convertirse en un momento propicio por ser el último mes del año.

A esto se suma que esta emotividad ha sido aprovechada por los comercios para vender un concepto de navidad asociado a regalos y festividades. El bombardeo publicitario empieza temprano, y ya desde setiembre las personas se preparan para recibir la nochebuena y el fin de año.

Muchas personas enviudan o se divorcian en el propio mes de diciembre, lo cual conlleva una doble carga emocional y una mayor vulnerabilidad al momento de conmemorar aniversarios.

EL DUELO EN NAVIDAD

En el divorcio, ha habido un proceso previo donde la relación de pareja se ha ido deteriorando y muchas veces –a pesar del esfuerzo de las partes– la ruptura es el desenlace esperado. Se puede decir que durante este proceso, la pareja ha tenido un duelo anticipado.

Otro punto a destacar es que la navidad no debe prestarse para tomar a los hijos como refugio emocional ante la ausencia de compañía, ni culpabilizarlos si ellos deciden emprender iniciativas independientes a sus padres.

En la viudez, el proceso del duelo es diferente porque los sentimientos de pareja estaban aún vivos al momento de la pérdida. La persona muere, pero eso no quiere decir que su cónyuge dejó de sentir cariño por esta.

*Adaptación Perfilcr.com, el texto completo se encuentra en la edición impresa.

http://www.perfilcr.com

martes, diciembre 16

El proceso natural de la muerte


Aceptar la muerte cuesta tanto porque no se contempla como parte del movimiento natural de la vida.

"Nos parece que no podemos dominar la vida porque no tenemos una educación de la muerte, sin embargo, asegura, no se puede hablar de fracaso ante algo inevitable". No se nos puede ocultar desde pequeños que la vida tiene un final.

"Dentro del movimiento de la vida están el nacimiento y el muerte, pero apenas se tiene información de la muerte y cuando perdemos a alguien nos sentimos indefensos o descolocados y no sabemos si lo que nos sucede es normal", apunta la psicóloga.

Es conveniente que los niños crezcan pensando que la muerte es algo natural, no como un tema tabú, y que hablen de ella con sus progenitores con absoluta normalidad.

Cada pérdida deberìa servirles para reflexionar, ya sea la de su mascota o la de un ser querido. Cuando se trate de una enfermedad, los pequeños deben estar al tanto de lo que ocurre y tener la posibilidad de preguntar sobre ello.

No hay un buen o mal momento para morir.

Cuando llega la hora, todos, incluso los niños, deben poder hablar del tema con naturalidad para afrontarlo con madurez y pedir el apoyo que se necesite.

Aunque temida, la muerte debe ser aceptada con serenidad y dignidad, sin que se vea distorsionada como algo 'simplemente' doloroso. "


martes, diciembre 9

EL DUELO. pedir ayuda

A veces creemos que pedir ayuda es signo de debilidad.

Se necesita mucha entereza para reconocer que la ayuda es indispensable para superar

el dolor.

Ese dolor es inevitable. el sentimiento de soledad y desamparo es compañero seguro en

cada momento transcurrido.

Pero llega un lìmite en que comienza a ser peligroso y debemos plantearnos la posibilidad

de pedir ayuda.

Y estar atento a nuestros seres queridos, a los que nos acompañan en el sentimiento de pèrdida

y asì poder protegerlos tambièn de las reacciones no habituales.

Todos sentimos distinto. Nos expresamos de maneras diversas y tambièn las explosiones ante el

dolor tienen matices diferentes.


De acuerdo a mi propia experiencia, a lo que he ido leyendo, me parece que hay un momento justo

donde debemos aprender a aceptar el auxilio.

Como por ejemplo:

- Cuando la culpa nos inhibe, por que seguimos respirando y nuestro ser querido no, lo que

hicimos o dejamos de hacer en nuestra vida con èl y por èl: cuando nos preguntamos

si le hemos expresado nuestro amor las veces necesarias cuando nos cuestionamos

por que no evitamos el desenlace, como si realmente hubiera estado en nuestra decisiòn

- Al principio, no tenemos deseos de vivir.

Parecerìa que con èl se fue parte de nuestra vida, decimos prefiero estar muerto,

poco interesa lo que sucede alrededor, a veces queremos sentir si sufrió en su partida,

necesitamos reunirnos con él, pero esos pensamientos van cruzando el lìmite cuando

perfilamos la posibilidad de acabar con nuestros días.

- El bloqueo afectivo, la sensación de estar atrapado, incapaz de sentir nada.

Cuando ese “estar anestesiado” se prolonga en el tiempo

- Los síntomas físicos que pueden ir desde ese fuerte dolor en el pecho que no permite

respirar a una pèrdida o aumento de peso, amenazas que ponen en peligro nuestra calidad de vida.

- La rabia, la ira, la bronca dedicada a la vida, a uno mismo por seguir vivo, a los amigos

que poco a poco se alejan, incluso a nuestro ser querido por que sentimos que nos ha abandonado.

- ¿Quién no dijo alguna vez “la vida se ha terminado para mi”?

Esa sensación que perdura en el tiempo,

y nos convence de que ya no tenemos vida ni motivos para vivirla.

Ese dejar pasar las horas, los días, con la total inercia de no hacer nada,

la desesperación potenciada y sin final.

- Nos sentimos incapaces para solucionar las tareas mínimas necesarias para conservar un trabajo,

desde hacernos un café, cruzar la calle, levantarse, lo necesario para la vida cotidiana.

- Darle el carácter de indispensable a un medicamento para poder dormir, o el alcohol como

salida desesperada para amortiguar el dolor.

Estos síntomas, como muchos otros, se deben medir como características pasajeras

de un normal proceso de duelo, lo que debe preocuparnos es si persiste a través

del tiempo, si nos imposibilita para seguir una nueva vida, distinta.

En esos casos lo mejor es acudir a profesionales.

A veces, la respuesta y la comprensión de un sacerdote, o pastor, de acuerdo

a nuestras creencias religiosas, nos ayudan a aprender a curar el alma.-




lunes, diciembre 8

REACCIONES FISICAS ANTE LA MUERTE

REACCIONES FISICAS
NAUSEAS
PALPITACIONES
OPRESIÓN EN LA GARGANTA, EL PECHO
NUDO EN EL ESTÓMAGO
DOLOR DE CABEZA
PÉRDIDA DE APETITO
INSOMNIO
FATIGA
SENSACIÓN DE FALTA DE AIRE
PUNZADAS EN EL PECHO
PÉRDIDA DE FUERZA
DOLOR DE ESPALDA
TEMBLORES
HIPERSENSIBILIDAD AL RUIDO
DIFICULTAD PARA TRAGAR
OLEADAS DE CALOR
VISIÓN BORROSA
DIFICULTAD PARA TRAGAR
PERDIDA DE MEMORIA


EL DUELO Y EL AMOR




La muerte de un niño

Hoy quiero agregar algunas reflexiones respecto a la situaciòn de afrontar la pèrdida de un niño en la familia.
He recibido mensajes de madres que extrañan a sus hijos, de alguna hermana, de alguna amiga.
Como no me dejan sus correos no puedo responderles en forma privada, pero de todas maneras aquì estoy.


Toda muerte es una separación, es asì y de esa manera lo vivimos.
Es la separación definitiva, por la cual ya no estará físicamente esa persona tan importante para alguien, para nosotros mismos.
Es por eso que duele, y ese dolor y pena que sentimos es más por uno mismo que por el fallecido.
Nos duele lo que ya no podremos decirle, lo que ya no podremos hacer juntos, lo que ya no podremos contemplar juntos...
Nos duele y produce temor el darnos cuenta que los dìas transcurriràn diferentes, no sabemos como, por que esos inmensos espacios vacìos nos pesaràn diariamente.-

Pienso que cuando un niño amado nos precede en la partida, es la vida misma la que duele y nos parte el corazòn. Nuestros niños son la imàgen perfecta de nuestra per
manencia en el mundo, de la vida y el futuro.
Ellos son la vida que crece, que apenas se està desarrollando, todo por conocer y cumplir,
Y sin embargo de repente se ve arrancada, marchitada.
No habrà mañanas, no podrà madurar y dar semillas. Ha terminado.-


Pero la vida sigue. Sigue para los que se quedan.
Y por eso hay que pasar a través del dolor para poder seguir adelante.

El sufrimiento suele dividirse en cinco etapas, que son útiles para identificar las emociones de cada miembro de la familia en particular, pero debemos recordar que cada persona reacciona a un evento doloroso de una manera única, influyendo su edad, su relación con el niño que muere, etc.

Para la atención de la familia que está perdiendo un hijo es muy probable que se requiera a un profesional, o bien, que la familia encuentre un espacio propicio para su propia atención: grupos de apoyo, etc.

Yo reconozco que no aceptè ayuda y me costò muchisimo màs, eso se los contarè en otros momentos.-

Las etapas del duelo son las siguientes:
- Negación. La negación es una etapa en la cual se cree que la muerte no ocurrió, o bien, antes de ésta, que el diagnóstico terminal es erróneo. La persona puede estar aturdida o conmocionada. La negación es una reacción de protección ante un evento demasiado abrumador para enfrentarlo inmediatamente.
- Enojo. El enojo es la etapa en la cual la persona se encuentra muy alterada y enfadada porque la tragedia le ha sucedido a su familia. Las reacciones con enojo varían de persona a persona, pudiendo llegar a la agresividad.
- Acuerdo. En esta etapa es muy común encontrarse con preguntas dirigidas a Dios como por ejemplo, "¿Por qué a mi hijo?" y "¿Qué hicimos para merecer esto?". La culpa es el principal sentimiento en esta etapa. Los padres intentan recordar eventos o decisiones propias que puedan haber contribuido a la muerte de su hijo. Es importante recordar que ni usted ni su hijo son responsables de la muerte.
- Depresión o tristeza. En esta etapa ya no se niega la muerte del niño y es probable que los padres y los hermanos sientan una profunda tristeza. Esta reacción es normal y puede ir acompañada de cambios físicos como perturbaciones del sueño o sueño excesivo, cambios en el apetito o dificultades para concentrarse en actividades diarias simples.
- Aceptación. La aceptación es la etapa en la cual el individuo acepta la muerte y la incorpora como parte de su vida. La persona ha llevado a cabo una adaptación a la pérdida.
Si bien esto no significa que no vayan a existir otros sentimientos, una vez que se llega a esta etapa, las familias suelen sentirse más confiadas para manejar sus vidas.


Sabemos que las palabras no siempre ayudan, los consejos no se escuchan y molestan, solo deseamos ese abrazo càlido, fuerte y silencioso que nos cobije un minuto para sentirnos menos solos.-

En estas fechas tan especiales para sentir en carne viva las ausencias, deseo que reciban de mì ese abrazo que necesitan y que pueda llevarles un poco de calma a sus corazones.
Mònica

lunes, diciembre 1

Herramientas para superar las pérdidas

AUTOAYUDA

Psicólogas brindan herramientas para superar las pérdidas


Calidez y contención despierta con sus palabras Evelyne Bissone Jeufroy, la coautora del libro "Salir del duelo", quien junto a la francesa Anne Ancelin Schutzenberger brinda pautas claras para dejar atrás el dolor que causan las perdidas, tanto de un ser querido como las que ocurren en la vida cotidiana.
Por Analía Páez.

El libro está enmarcado en la psicología social -ambas autoras son psicólogas-, con el acento puesto en las relaciones socio-afectivas y los vínculos del presente y del pasado en que se basan las investigaciones de ambas autoras.

Luego de haber perdido a su hija de seis meses por muerte súbita, Jeufroy acudió a una charla dirigida por Schutzzenberger y allí, 20 años después de ese hecho trágico, pudo hablar por primera vez de lo ocurrido.

"Fue una eternidad aceptar la muerte de mi hija. Es imposible hacer un duelo sin ninguna compañía. Ancelin me acompañó con el grupo al que acudí a realizar la terapia", confiesa Jeufroy en una entrevista con Télam.

"Salir del duelo", recién editado por Taurus, habla del estrés emocional y de la redes de contención; de cómo recuperar las fuerzas y realizar las distintas etapas del duelo para superar el dolor frente a hechos extremos sufridos por personas muy cercanas.

Un capítulo explicita cómo hacer para vivir de una manera diferente después de una pérdida, con consignas sencillas como pensar cuatro cosas placenteras para practicar por día.

El texto recorre las distintas pérdidas que puede sufrir una persona como por ejemplo la pérdida de un trabajo, una casa, una fortuna y la muerte de los seres queridos. "El sufrimiento tiene que hacernos crecer, servir para algo, ya que el ser humano tiene que encontrar un sentido a las cosas que le pasan", reflexionó la especialista.

"Aceptar un trance difícil y decir: ’sé que es duro, pero voy a seguir viviendo’. Las personas no se dan cuenta que en el duelo hay varios duelos. No es sólo la pérdida de la persona -aclaró-, la pérdida de lo que fuiste con ella y además se pierde seguridad", afirmó la autora.

¿Cómo tratar a los chicos ante la muerte? ¿Cómo ayudarlos a sobrellevar el momento? "Hay que dejar que los chicos expresen sus sentimientos, que lloren, acompañarlos y decirles que su tristeza es normal", mencionó Jeufroy.

"La célebre psicóloga infantil Francoise Dolto -con quien Jeufroy se formó- decía que los chicos y los perros saben todo, pero hay que ponerle palabras a sus sentimientos y contarles qué paso. Porque los chicos son como esponjas que se absorben todo lo que hay a su alrededor y desde bebés presienten cuando hay un traumatismo familiar".

"La imaginación de los chicos es muy grande: piensan que una persona muerta se perdió en algún lugar y que algún día va a aparecer; o que va a regresar en una estrella. Los chicos sufren cuando no le contamos lo que pasa. Hablando se quita dramatismo a la situación", explicó Jeufroy.

A su juicio es importante que se mantengan los ritos funerarios porque son reparadores en sí: "El despedirse de los muertos, llevar flores al cementerio, recitar un poema, cantar una canción si se desea, son actitudes que hacen que la muerte sea vivida de una manera distinta", detalló la autora.

Según la especialista, "hay que despedirse de cada ambiente de la casa que se deja, de los paisajes, de los vecinos. Hay que agradecerle al miembro que va a ser amputado -graficó- y reconocer que fue muy útil pero hay que encarar una nueva manera de vivir sin él".

"Si lloro por lo pasado es que la herida está aún supurando, pero si logro hablar y no me pongo triste quiere decir la herida está curada", dijo la autora describiendo el fin del duelo.

"Lo que la terapia hace es integrar a la persona muerta. La gente se imagina que nosotros queremos que la olviden, pero eso es imposible. El trabajo del duelo no es olvidar sino vivirlo de una manera diferente", concluyó.