jueves, noviembre 12

Aùn no estoy preparado para perderte

Aún no estoy preparado para perderte...
No estoy preparado para que me dejes solo.
Aún no estoy preparado para crecer
y aceptar que es natural,
para reconocer que todo
tiene un principio y tiene un final.


Aún no estoy preparado para no tenerte
y sólo recordarte...
Aún no estoy preparado para no poder oírte
o no poder hablarte,
no estoy preparado para que no me abraces
y para no poder abrazarte.


Aún te necesito
y aún no estoy preparado para caminar
por el mundo preguntándome ¿por qué?
No estoy preparado hoy ni nunca lo estaré.


Te necesito.


autor: PABLO NERUDA

lunes, septiembre 7

MOMENTOS

Hay momentos en la vida que nos dejan huèrfanos de ideas o frases, donde solo el infinito silencio es la pregunta y la respuesta sin sonido.
Donde los minutos pasan y las horas se cumplen y uno permanece suspendida en el abismo de la nada, tranquila, serena, sorprendida y abúlica. Como esas tardes de verano, calor sofocante y el ànimo solo para sentarse buscando la sombra, mirando como pasa la gente, los autos, la vida.
A veces duran un instante.
Otras nos pierden en la irrealidad del tiempo.
Y el mundo sigue girando a pesar de nuestro quiebre, el sol sale cada dìa y las personas amadas siguen creciendo, llorando, riendo, viviendo como mejor saben y pueden.
Nada ni nadie se detiene para esperarnos, pidièndonos que despertemos y regresemos a ese cotidiano respirar necesario para sentir que se existe y que pertenecemos a algùn lugar en especial.

A veces pasa asi.
Sin darnos cuenta.
Despuès de muchos despertares idènticos, los pasos en la escalera, la taza de tè preparada con esmero, encender el televisor y aturdirnos con voces ajenas totalmente a lo nuestro, a veces se vislumbra una lucecita de esperanza.
Esa que nos lleva a hacer un movimiento distinto.
O cambiar el orden de la secuencia.
O detenernos un instante para observar algùn detalle que siempre estuvo ahì pero que solo hoy lo descubrimos.

Y comienza todo de nuevo.

Vemos que el sol brilla entre las nubes del invierno.
Que abrimos la puerta y nos recibe el ruido de la vida, el olor a tierra hùmeda y el sonido del viento tan nuestro colándose entre los àrboles, el bullicio de los niños que regresan de la escuela...toda la intensidad de la vida entrando por cada rendija y adueñandose de todos los rincones, aùn de los màs oscuros.

Y aunque las ausencias no pueden diluìrse en el agua, ni los recuerdos mueren ni las angustian se marchitan, los aromas de la vida impregnan los sentidos.
Inexorablemente.
Siempre.

Y vuelvo a cobijarte en el silencio de gestos y de palabras
Te guardo hasta la pròxima parada, cuando nuevamente la mente se cierre al olor de las retamas del parque, cuando las cortinas permanezcan cerradas y el televisor apagado,
cuando los pasos sean insensibles, los ojos hùmedos, las manos quietas.

Cuando necesite de nuevo conversar con vos en el silencio absoluto del alma.

Donde siempre estàs, aunque no te nombre.

Con amor
Mònica

jueves, julio 23

POLDY BIRD- NADA SE VA


¿A dónde se va lo que se va?
He llorado fuerte...y el llanto se fue.
No dejó un dibujo en el aire,
no dejó las marcas de su itinerario...

Pero nada se pierde,
todo se queda en el mundo:
seguramente las sonrisas hacen una parva,
poniéndose una al lado de otra,
una encima de otra...
y después se transforman en mariposas:
¿ quién puede afirmar que esa mariposa de alas
de seda que anda por ahí
no es la sonrisa de alguien que conociste...
o que no conociste,
alguien de este tiempo o de un tiempo pasado?

¿Y esa nube de tormenta que va ennegreciendo el cielo...
y esa otra que se le ha sumado...
y la que viene desde el otro lado,
no están hechas de gritos airados,
de imprecaciones,
de "malas palabras" que salieron del televisor?

¿Y la música?

La música se hace bandadas de aves,
pájaros de distintos cantos
asomados al balcón celeste del aire.

Y las caricias son césped, gramilla,
pastito tierno por el que podemos
correr descalzos,
echarnos panza al sol para dormir la siesta...

Las amenazas se transforman en rejas:
las de las cárceles y las que nos
separan de la alegría.

Los besos son la lana de las ovejas.
Y luego el pulóver que te ponés cuando refresca,
la bufanda que te tapa la naríz, la manta de tu cama...

Las mentiras son el fuego que incendia los bosques.
¡Oh, cuida lo que pones fuera de ti,
no creas que lo puedes echar a la basura...
porque la basura no desaparece mágicamente...,
fijate como tratan las naciones de defenderse
de la basura nuclear
que los países poderosos desparraman por la tierra!


Vamos a tomarnos del dedo meñique,
como cuando estábamos en sexto grado,
vos y yo, como dos amigos de verdad...
y nos vamos a prometer:
No contaminar el mundo con palabras que duelan,
con rencores,
con venganzas,
con indiferencia,
con violencia,
con malas intenciones,
con desidia,
con abandono...

Y seguro que ni vos ni yo queremos
que la desdicha sea la neblina de los amaneceres,
que los llantos sean los truenos de las tormentas,
que el viento de la desesperanza
el altavoz del aullido de los lobos...

¿A dónde se va lo que se va?

Se va a dar una vuelta por ahí,
y luego torna, vuelve, regresa,
pasa nuevamente a nuestro lado, no desaparece,
no se borra, no se debilita...

Estará siempre.

Y no queremos que las penas
arrastren sus cadenas de fantasmas...

No queremos que el desamor ataque con el diente
envenenado de la cobra...

No queremos que las violetas sean un ramillete de espinas...

Por eso, cuida tu voz y tus palabras...
cuida tus pensamientos...

Porque todo lo lleva el viento, y
"El viento sopla donde quiere,
tú oyes su voz, pero no sabes
a dónde va, de dónde viene..."

sábado, abril 25

LAS RESPUESTAS A LOS NIÑOS

Encontrè este texto, desconozco el autor, pero igual quiero compartirlo con ustedes. Espero que les sea ùtil.
"...en este perìodo del duelo, los niños deben saber de la trizteza que ustedes sienten, pero deben saber tambièn que este estado serà transitorio y que no los aparta de ellos, sino que por el contrario los reencuentra.
Deben darle a ellos tambièn la oportunidad de mostrar su pena y aùn su alivio.
Algunos de ellos inconcientemente, en el caso de la muerte de un hermanito, pueden haber sentido que le quitaba la presencia y el tiempo de sus padres; y por lo tanto puede ser para èl el reencuentro con sus padres, sobre todo si tiene poca edad.
Respeten los miedos que pueden aparecer en algunos de ellos, miedo a la oscuridad, a los ruidos, a la soledad: la muerte es una gran desconocida y todo lo que les impida controlar lo que les rodea durante un perìodo puede atemorizarlos y angustiarlos.
Dialogue con ellos abiertamente. Den libertad a los sentimientos. Observen siempre los cambios de conducta, especialmente si son adolescentes.
Para que este sufrimiento pueda convertirse en crecimiento es necesario compartir y respetar los tiempos y formas de expresiòn de cada uno.

La mejor respuesta a un niño en duelo es mostrar como los papàs lo van asumiendo serenamente......"

Volver a casa

Volver a casa

Hasta que se cierra el último acto de los homenajes póstumos, el cuerpo se mueve por inercia, dejándose llevar por los acontecimientos, las voces alrededor, los tràmites…..nada es real, se hace por que asì debe ser….pero ni sabemos que es lo que realmente estamos haciendo.

A veces pienso que es la defensa inteligente ante el dolor, como si se durmieran los sentimientos, se congela la inteligencia y nuestro cuerpo se deja llevar. Si tomamos la verdadera dimensión de lo ocurrido ¿quièn podría ser coherente en los primeros instantes de la pèrdida?

Cuando regresamos del cementerio hacia nuestro hogar, nuestra vida…es allì donde comienza el enfrentamiento con la realidad.

Sabemos que hemos perdido para siempre a nuestro ser querido, y que cada mañana a partir de ese momento, nos tocarà vivir otra vida, en un reencuentro con uno mismo, con los hijos que también deben acomodarse a lo desconocido, distinto, difícil y salpicado de tristeza. Un reencuentro con la familia que vive cada uno de manera distinta.

Yo no sè que sentiràs si tu ser querido ha transitado una extensa enfermedad, si lo has visto irse de a poco y sufriendo. No lo sè.

Solo puedo hablar de una persona que salió feliz al trabajo, después del beso y el abrazo y, transcurrido una hora (tal vez algo màs) se fue para siempre.

Allì no hay oportunidades para despedirse, para repetir mil veces te quiero y te necesito, para el abrazo distinto, para prepararse….no…no hay forma de volver al hogar a las 48 horas aceptando la realidad que te toca.

Y hay algo que es permanente para todos: encontrar ese lugar vacìo y tan lleno de sus cosas, equivocarse al servir la mesa y que quede un plato vacìo, preparar el café para dos, tantas acciones cotidianas que nos siguen enfrentando a la ausencia. Yo creìa que estaba muy mal cuando me sucedìan esos “errores”, esas esperas sin fundamento, el dejar alguna actividad para después, porque había que conversarla con él. Olvidarme que los tràmites ahora dependìan solo de mì, que las decisiones sobre nuestras hijas ya no eran de dos.

Y no…nos pasa a todos. Hasta cuando un hijo crece y se va de la casa llega a suceder.

Aprendì a tenerme paciencia, a disculparme y a saber esperar .

Aprendì con mucho dolor que hay un tiempo para elaborar la rabia, para sentir la pena y también la culpa.

Y que todos tenemos diferentes tiempos para lograrlo.

Aprendì que es fácil transformarlo en un mito, idealizarlo, como una defensa natural para no vivir plenamente el duelo, para no vivir la realidad de su muerte y expresarlo por la vida que uno ha compartido.

Supongo que el sufrimiento del duelo y las ausencias nos tienen que madurar interiormente, ser màs ricos interiormente, y que al final de ese camino de làgrimas y silencios, lo ideal es volver sanamente a la vida, al reencuentro con uno mismo y con los otros.

Con amor

lunes, abril 13

René Trossero.- Un cuento

Hay una historia muy antigua donde se narra como un sabio puede dar iluminación sobre este triste acontecimiento, difícil de superar. Una vez una mujer perdió a su hijo y se lamentaba mucho. Ella pidió ayuda y finalmente le recomendaron que fuera donde Buddha. Ella se dirigió al santo hombre junto con su hijo muerto y le suplico que le regresara la vida al niño; entonces el Señor Buddha acepto ayudarla con la condición de que le llevara semillas de mostaza de las casas donde no hubiera muerto nadie. La mujer esperanzada salió a buscar de casa en casa esas semillas de mostaza, pero no consiguió ninguna porque en todas las casas donde había buscado había muerto alguien. Entonces regreso donde Buddha y el le pregunto por las semillas, ella le respondio que no las pudo encontrar porque en todas las casas donde había buscado, había muerto alguien. Entonces Buddha le explico que la muerte es un proceso natural por el cual todos debemos pasar; y que ella no era la única que sufría la pérdida de un ser querido.

René Trossero.

Libro: "No te mueras con tus muertos"

domingo, abril 12

Kahlil Gibran- EL ADIOS


Y entonces, un hombre y una mujer, tomados de la mano y con lágrimas en los ojos, se acercaron y le dijeron: "Háblanos del Adiós".
Y él mirándolos con ternura infinita respondió:
"Así como no os encontráis se encuentran vuestras manos o se mezclan
vuestras voces,
sino cuando vuestros corazones se unen y vuestros espíritus se hablan,
así no os separáis cuando partís materialmente o cuando vuestras miradas se buscan sin lograr hallarse o cuando vuestras manos no pueden darse mutuo calor, sino cuando un muro se levanta entre vuestros corazones y cuando vuestros espíritus no hablan ya más la misma lengua.
El pájaro besa suavemente la flor por un momento y, luego, se confunde con
el cielo.
Y sin embargo, ha dejado en los pétalos el corazón del fruto de la mañana.
El río toca las raíces de la planta que en él se refleja y sigue su curso...
Y, sin embargo su agua quedará en el árbol y se hará calor y perfume en sus
flores...
Así, si os habéis encontrado de verdad, si vuestras almas se han fundido
como el agua y el árbol, el espacio y el tiempo no pueden separaros, porque
lo mejor del uno florecerá en el otro a través de las primaveras.
Y el agua del río, hecha savia en el árbol, se elevará con él, en un cántico
de gracias hacia el cielo.
Y cuando en un futuro próximo o lejano, las manos del Destino, os pongan de
nuevo frente a frente, no diréis: "Te perdí y vuelvo a encontrar"... sino:
"Fuiste un sueño que vivió en mí para convertirse en realidad".
Y habéis vivido, a pesar de la distancia y el tiempo, unidos el uno al otro.
Vuestro reencuentro no será el del viajero que vuelve a su ciudad y la
encuentra cambiada, sino como el de aquel que besó los capullos de su jardín
un atardecer, soñó con ellos durante la noche y, al despertar, los vió, con
gozo convertirse en flores; o como el del que cerró un momento los ojos
velados por las lágrimas y al volver a abrirlos, halló al Ser Amado más
bello, más puro y más suyo.
En verdad os digo que el adiós no existe:
Si se pronuncia entre dos seres que nunca se encontraron, es una palabra
innecesaria...
Si se dice entre dos que fueron uno, es una palabra sin sentido...
Porque en el mundo real del espíritu, sólo hay encuentros y nunca
despedidas. Y porque el recuerdo del Ser Amado crece en el alma con las
distancias, como el eco en las montañas del crepúsculo".

jueves, abril 9

LA MUERTE Y LO INESPERADO

Siempre leemos que hemos nacido para morir.
Que es algo natural.
Se supone que debemos esperarla con tranquilidad por eso mismo: por que es algo natural..... pero la verdad es que nunca es esperada y dificilmente la aceptamos.
Siempre es tràgica y dolorosa.
Màs aùn en los casos donde parte un niño. un adolescente, una persona joven.
Y en ese estado de sorpresa y dolor, cuando nos parece que vivimos una pesadilla, un sueño del que hay que despertarse y no se puede, debemos despedir a nuestro ser querido, cada uno de la manera que pueda sentirlo.
Un beso, el silencio o el llanto. Pero siempre el dolor que adormece al razonamiento.
Recuerdo esos momentos como si le hubiera pasado a otra persona,
No era yo la que estaba decidiendo donde colocar sus restos, que hacer con nuestras hijas, los horarios, el dìa, el funeral.
Una de las decisiones màs difìciles fue que ellas no se despidan de su cuerpo.
No hubiera soportado sus làgrimas, el deseo de despertarlo y que les hable.
Si eso era lo que sentìa yo....¿que menos harìan sus hijas tan chiquitas?
Generalmente uno se ve rodeado de gente que quiere ayudar, familiares, amigos, y que a veces ellos tienen que tomar decisiones fuertes que uno no està en condiciones de decirlas.
Tambièn dicen que los niños deben elegir si quieren verlo o no.
Me presionaban que ellas tenìan que ir. Pero fui firme y no accedì.....y en este presente sigo pensando de la misma manera.
Siempre recuerdo aquel momento del sepelio como el màs doloroso cierre de mi vida.
Comenzaba una etapa donde èl ya no estarìa, donde yo no sabìa que harìa ni como. Se iba con èl la esposa que yo era, una parte de dos, muchas seguridades. Lo conocido y querido. Mucho temor. Mucho miedo.
Sabìa que tenìa que armar una manera distinta de vivir y salir adelante.
Y cada vez que en estos años la vida me ha presentado momentos difìciles, yo recuerdo ese frìo dìa de agosto.
Por que nada pudo superarlo. Y en el camino del dolor, tambièn recuerdo cuando salì del cementerio. Cuando caminè esas cuadras en silencio hasta llegar a nuestro hogar.
Recuerdo como si fuera ahora, que abrì la puerta y mis cinco niñas corrieron a abrazarme y se apretaron en mis brazos.




sábado, marzo 21

TROSERO RENE- No te mueras con tus muertos

Del libro "No te mueras con tus muertos"

Hay una historia muy antigua, donde se narra como un sabio puede dar iluminaciòn sobre este triste acontecimiento, tan difìcil de superar.
Una vez una mujer perdiò a su hijo y se lamentaba mucho. Ella pidiò ayuda y finalmente le recomendaron que fuera a ver a Buddha. Entonces èl aceptò ayudarla con la condiciòn de que le llevara semillas de mostaza de las casas donde no hubiera muerto nadie.
La mujer esperanzada saliò a buscar de casa en casa esas semillas de mostaza, pero no consiguiò ninguna.
Entonces regresò a Buddha y èl le preguntò por las semillas. Ella respondiò que no las pudo encontrar por que en todas las casas donde habìa buscado, habìa muerto alguien.
Entonces Buddha le explicò que la muerte es un proceso natural por el cual todos debemos pasar,
Ella no era la ùnica que sufrìa la pèrdida de un ser querido.


lunes, marzo 16

MONICA FIGUEROA- A veces

A veces
se pierde la conexiòn con la realidad.
El cansancio, las horas que suceden
una igual a otra, las mismas cosas,
todas predecibles y esperadas.

A veces
el alma se suelta en bandadas
de pensamientos irreales, tibios.
que añoran otras voces ya perdidas.
un abrazo que no vuelve,
el aroma al perfume olvidado
con sus rasgos de madera y de pino.

Entonces, solo a veces,
esbozo una sonrisa tímida en el silencio.
y rescato de lo profundo del alma
ese cùmulo de recuerdos tan queribles.

La risa divertida,
el sonido de la guitarra.
las voces lentas explicando,
las manos àsperas de trabajo y sacrificio,
el mechòn rebelde sobre la frente.

A veces me sucede.
Y quedo en el silencio de la espera.
Nutriendo mi alma de presencias.

A veces.
Siempre a veces.-


domingo, marzo 15

PAJAROS VIVOS de Poldy Bird

A veces la gente me pregunta por qué le ten­go miedo a la muerte. Y el interrogante me da vueltas por dentro, ata y desata nudos en largas noches azules de ojos abiertos como los de los peces. Vos me entendés, mamá. Me entendés, girando entre las rosas, suspen­dida en el muro de los jazmines, siempre cerca, siempre al alcance de mi voz, nunca visible para nadie.

Vos me entendés, empolvada de tiempo entre los libros, asomándote en coplas a esta vida en la que sí me ven, en la que las manos de los otros pueden tocarme todavía y mis pasos de­jan huellas en los pisos de esta casa que me so­brevivirá y tal vez siga albergándome, muda y transparente en los rincones, dentro de los flo­reros, o detrás de las cabritas de terracota que una amiga amasa para mí, cada tanto.

Y seré como vos ahora; una brisa que abanica las cortinas bordadas, pero que no se atreve a posar su beso sobre la frente de la gente amada.

-Usted le tiene miedo a la muerte, ¿por qué le tiene miedo a la muerte?

Quisiera contestarles que no es exactamente miedo. Es solamente no querer morirme. ¿Us­ted quiere morirse?, tendría que responderle al que interroga. O si no: "¿Usted entierra a sus muertos para siempre? ¿No los sueña de noche con la sonrisa tibia? ¿No les habla en las tar­des mientras acomoda sus papeles; no se les pone cerca en el recuerdo para que no estén tan quietos, tan ausentes, tan sin una delgada cadenita de luz que los amarre al latido y la música?".

Mamá: ¿vos pensabas como ellos? No te hagas la asombrada. No quieras distraerme con este sol magnífico y este olor a pasto recién cortado. ¡Ah..., desconfiada...! ¡Ah..., temerosa po­brecita mía...! Me veías tan pequeña que no creías, tal vez, que iba a tener fuerzas sufi­cientes para traerte en mí, desde mis ocho años tan tristes, hasta ahora, hasta mi hoy, siempre al costado de mi llanto, al costado de mi risa, siempre en el tumultuoso corazón de cada pala­bra que escribo.

Te turbas..., te estremeces... Yo también me estremezco cuando leo tus coplas.

"Si llego a morirme joven

no quiero que me empareden,

a flor de tierra ha de serme

la quietud, mucho más leve."

Y aquella otra, que ahora te desmiento, mamá, que ahora te digo que no, que no es cierto, que nunca será cierto:

"Cuando la voz se me pierda

por el bosque del silencio

han de helárseme las coplas

igual que pájaros muertos."

Míralas..., están vivas, están calientes, baten sus alas; en el cuenco de mis manos comen al­piste; a veces beben en las fuentes de las pla­zas un agua alegre que se parece al canto de los niños; otras, como ahora, beben un llanto lento que baja de mis ojos y lava tu cuidadita pose en los retratos.

Míralas, mamá, son pájaros vivos, de una rara especie que no se extinguirá.

Te lo prometo.

POLDY BIRD

miércoles, marzo 11

Proceso cronológico del duelo


El desarrollo del duelo a través del tiempo, aunque sea de un modo un poco artificioso, lo podemos dividir en fases o períodos que reúnen unas características, que nos ayudan a entender lo que sucede en la mente del doliente:
1. Duelo anticipado (premuerte). Es un tiempo caracterizado por el shock inicial ante el diagnóstico y la negación de la muerte próxima, mantenida hasta el final, por la ansiedad y el miedo. Deja profundas huellas en la memoria.
2. Duelo agudo (muerte y perimuerte). Son momentos intensísimos y excepcionales, de verdadera catástrofe psicológica, caracterizados por la anestesia emocional e incredulidad ante lo que se está viviendo.
3. Duelo temprano: desde semanas hasta unos tres meses después de la muerte.
Tiempo de negación, de estallidos de rabia, y de intensas oleadas de dolor
incontenible, profundo sufrimiento y llanto.
4. Duelo intermedio (meses, años después de la muerte). Tiempo a caballo entre el duelo temprano y el tardío, en el que no se tiene la protección de la negación del principio, ni el alivio del paso de los años. Es un periodo de tormenta emocional y vivencias contradictorias, de búsqueda, presencias, culpas y autorrepoches,... donde continúan las punzadas de dolor intenso y llanto, y en el que se reinicia lo cotidiano, comenzándose a percibir progresivamente la realidad de la muerte, es también un tiempo de soledad y aislamiento, de pensamientos obsesivos,... Se va descubriendo la necesidad de descartar patrones de conducta previos que no sirven
y se establecen unos nuevos que tengan en cuenta la situación actual de pérdida.
Este proceso es tan penoso como decisivo, ya que significa renunciar
definitivamente a toda esperanza de recuperar a la persona perdida.
Los
períodos de normalidad son cada vez mayores. Se reanuda la actividad social y se disfruta cada vez más de situaciones que antes eran gratas, sin experimentar sentimientos de culpa. El recuerdo es cada vez menos doloroso y se asume el seguir viviendo. Este período dura entre uno y dos años.
5. Duelo tardío (años -¿de 2 a 4 años?- después de la muerte). Transcurridos entre 2 y 4 años, el doliente puede haber establecido un modo de vida, basado en nuevos patrones de pensamiento, sentimiento y conducta. Y aunque sentimientos como el de soledad, pueden permanecer para siempre, dejan de ser invalidantes.
6. Duelo latente (con el tiempo...) A pesar de todo, nada vuelve a ser como antes, no se recobra la mente preduelo, aunque sí parece llegarse con el tiempo a un duelo latente, más suave y menos doloroso, que se dispara en cualquier momento ante estímulos que recuerden...

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sábado, febrero 28

NO IGNORES LA TRIZTEZA


No ignores la trizteza.

Abrele espacio para que respire
La tristeza es un hueco en el amor.
Una fuga transitoria de energía.
Un camino hacia uno mismo.
La revisión profunda de algún espacio roto.

No ignores la tristeza.

Pues toda emoción es necesaria y conveniente.
La tristeza te ayuda a detenerte temporalmente.
A alejarte de todo lo mundano.
Te deja en la puerta de un nuevo comienzo.

No ignores la tristeza.

Escucha su mudez, siente su calma.
Ella no pretende avergonzarte.
No todos los días son soleados.
Todo tiene un lado débil.

No ignores la tristeza.

Permítele que hable en su dialecto.
Que te conduzca hasta el final de la bajada.
Y cuando vuelva la otra fase de la Luna
el rayo de luz traspasará el prisma
y volverá a encenderse de colores tu alegría.

No ignores la tristeza.

Todas tus emociones son importantes y necesarias.
No siempre estarás en el lado fuerte.
Expresa lo que sientes.
Pronto volverás a estar alegre.

Gracias a Grace FdeZ