Te pedì perdòn. Una y mil veces.
Con làgrimas de dolores antiguos
resbalando apretadas y sin pausa.
Pronunciè tu nombre en el silencio
àspero y frìo de aquella tarde.
No intentè recuperar imàgenes
ni voces con frases ya olvidadas.
ni sonidos conocidos y amados.
ni los abrazos que supieron
albergarse en el fondo del alma.
Te pedì perdòn.
Y en la vereda de piedras desparejas
quedaron los ecos de mis pasos.
El sol golpeaba tibio en las paredes
y los muros frìos y distantes
escribìan otra vez la historia.
Letras desdibujadas por el tiempo.
El polvillo en las flores marchitas
Nombres antiguos, la fecha testigo.
El silencio eterno. Unica respuesta.
Los ojos secos del pasado
desbordaban en llanto acumulado.
Sentì trizteza. Las manos frìas
cubrieron tu nombre de nostalgia.
Abrazarte en el recuerdo ya guardado
y quedarte allì, protegido y calmo.
En cada làgrima el adiòs definitivo.
En el espìritu, la soledad aceptada.
Te pedì perdòn. Una y mil veces.
Por dejarte ir. Por quedarme sola.
Por esperar nuevos amaneceres
aprehendiendo la vida. Su regreso.
Por guardar nuestra historia compartida,
Los recuerdos màs queridos. Los sueños rotos.
Y el caminar solitario. Inseguro.
Atropellados pasos. Incierto rumbo.
Te pedì perdòn.
Por dejarte atràs. Por decirte Adiòs.
Mònica Figueroa
Derechos Reservados
AÑO 2001
Con làgrimas de dolores antiguos
resbalando apretadas y sin pausa.
Pronunciè tu nombre en el silencio
àspero y frìo de aquella tarde.
No intentè recuperar imàgenes
ni voces con frases ya olvidadas.
ni sonidos conocidos y amados.
ni los abrazos que supieron
albergarse en el fondo del alma.
Te pedì perdòn.
Y en la vereda de piedras desparejas
quedaron los ecos de mis pasos.
El sol golpeaba tibio en las paredes
y los muros frìos y distantes
escribìan otra vez la historia.
Letras desdibujadas por el tiempo.
El polvillo en las flores marchitas
Nombres antiguos, la fecha testigo.
El silencio eterno. Unica respuesta.
Los ojos secos del pasado
desbordaban en llanto acumulado.
Sentì trizteza. Las manos frìas
cubrieron tu nombre de nostalgia.
Abrazarte en el recuerdo ya guardado
y quedarte allì, protegido y calmo.
En cada làgrima el adiòs definitivo.
En el espìritu, la soledad aceptada.
Te pedì perdòn. Una y mil veces.
Por dejarte ir. Por quedarme sola.
Por esperar nuevos amaneceres
aprehendiendo la vida. Su regreso.
Por guardar nuestra historia compartida,
Los recuerdos màs queridos. Los sueños rotos.
Y el caminar solitario. Inseguro.
Atropellados pasos. Incierto rumbo.
Te pedì perdòn.
Por dejarte atràs. Por decirte Adiòs.
Mònica Figueroa
Derechos Reservados
AÑO 2001