domingo, marzo 23

PEQUEÑAS RESURRECCIONES

“Amando mucho viviríamos un poco más después de muertos. Yo puedo asegurar que mi padre o mi madre viven en mí, la mitad de las cosas que yo hago son “suyas”, aunque sus manos sean hoy polvo, y los grandes escritores siguen viviendo hoy entre nosotros cada vez que los leemos. Y ahora, mientras Beethoven suena en mi cadena musical, ¿quién negaría que él vive en su música y en mí?

Es como en los trasplantes: el muerto que dona su corazón o sus riñones, sigue latiendo y purificando la sangre en el trasplantado. Es decir: sigue viviendo en alguien.

Así todo acto de amor, toda obra bien hecha y perdurable es un trasplante de alma cedida a un desconocido, pero que vive con ella y de ella.

Son pequeñas resurrecciones, lo sé. Pero, ¿por qué no conseguir esas pequeñas resurrecciones que son las que tenemos en nuestra mano?"

José Luis Martín Descalzo

sábado, marzo 22

Día de silencio

Día de silencio y de luto. De espera y de contemplación. De tanto silencio que ni siquiera hay un texto evangélico señalado oficialmente para el día de hoy. Es el silencio del dolor cuando uno pierde a alguien querido. Pero es también el silencio del que sabe contemplar y, repasando la historia del ser querido, descubrir que ha sido una vida útil, que ha pasado por el mundo haciendo el bien, y que ese bien perdura por los siglos y nos ha llegado a nosotros produciendo paz, amor, buen espíritu y generosidad.

Es día de silencio para saber despojarnos del ruido que cada uno de nosotros llevamos dentro, para volver a descubrir lo mucho que hemos hablado y que se ha hablado en el mundo y se ha quedado todo en palabras, palabras que el viento se ha llevado. La Cruz, sin embargo, sigue enhiesta, desafiando a los vientos y a las tempestades, elevándose hasta el cielo, como esperando un milagro. El milagro que haga brotar la Pascua, y nos indique una vez más que el Señor pasó, pasa y seguirá pasando por las vidas y las historias de las personas y de los pueblos, porque vuelve a vivir, porque sigue vivo, porque seguirá viviendo.

Silencio. Silencio profundo, escuchándonos a nosotros mismos y recordando aquello que nos dice Teresa de Calcuta: “El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz”. Un buen resumen para interiorizarlo y descubrirlo vivo en nosotros. Nos capacitará para la esperada resurrección. Y que ese silencio sea como el viento, que lleve a todas partes el rumor que hace Dios cuando pasa por el mundo.

Fuente: María Consuelo Mas y Armando Quintana

http://buscandolaluz.zoomblog.com/

viernes, marzo 21

PASCUAS

El sufrimiento hace parte de nuestra vida.

Todos los días navegamos entre rosas y espinas.

Entre alegrías y dolores.

No llegamos al

Domingo de Resurección

sino a través del Viernes Santo.

No triunfamos sin pagar el precio

del entrenamiento.

No se ríe sin llorar un poco.

Esa es la dinámica de la vida.

Minutos de Sabiduría