Yo te vì.
Eran tus ojos sonrientes de mirada calma.
El pelo despeinado jugando con el viento.
Tus dedos acomodandolos.
Nerviosos. Inquietos.
Era tu voz. Haciendo preguntas.
Y en su profundidad
entretejìas frases de tierna ironìa.
Te vì. No pude equivocarme.
Sentì el abrazo quieto, silencioso.
Uno al lado del otro.
Observando la vida.
Toquè tus manos queridas. Cada lìnea.
Cada surco testigo de tu andar laborioso.
Manos desgranando notas en la guitarra.
Cuando eras vos y el misterio.
Yo te vì, amor.
Que no me digan lo contrario.
Que la rutina solitaria desaparezca y duerma.
Que el silencio se haga carne.
Que los ojos cerrados
huecos de làgrimas,
sedientos de nostalgia
atrapen tu historia para siempre.
Te vi. No pude equivocarme.
Sentì tu aroma.
Impregnò el aire de recuerdos.
Escuchè tu canciòn. La nuestra.
Aunque amanezca en los visillos
y el sol entibie cada vidrio
Y la almohada frìa, quieta
no tenga la huella de tu sueño.
Y el tic tac del reloj marque otro tiempo.
La rutina cotidiana. El silencio.
Yo te vì, mi amor. No pude equivocare.
Yo te vì. Sentì tu alma.
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AUTORA: Mònica Figueroa
("Cartas a Claudio")
2 comentarios:
Hola, luego de un tiempo llego hasta tus dedos. Este aparte, este rincón más específico me permitirá ver a través de Claudio, recorrer ese camino de recuerdos que te alienta,de paso ir sabiendo del mármol y cincel donde te has ido dibujando. Debieras saber que uno nunca está solo, a veces nos acompaña alguien impensado, solo que no lo vemos y nos apresuran los fantasmas oscuros. La oscuridad no existe, es solo ausencia de luz, interruptor que el hombre blande demasiado seguido.
Buenas noches desde mi noche tan red de mariposas persiguiendo a los sueños que se escapan.
Gracias querido amigo. Por estar aquì y por todo lo que compartis de tu vida. Un abrazo
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