PARA SUPERAR EL DOLOR
Además de las secuelas físicas, las víctimas viven un duelo que se sucede en cuatro fases. Al shock inicial, que nos deja como paralizados, le sucede un periodo de negación en el que tratamos de autoconvencernos de que el hecho no ha sucedido. Luego llegan la rabia y la impotencia y empezamos a preguntar por qué. Por último, se pasa a la desolación, que si no es bien tratada desemboca en una profunda depresión”, asegura el psiquiatra Luis Rojas Marcos.
Tratar de olvidar el hecho es, según Bonet, el error más común.
Hay que recordar y ser consciente de que duele.
Las claves para curarnos por dentro son no aislarse,
hablar con las personas que nos rodean y adaptarnos al entorno.
Estar ocupado, tratar de ser útil.
También es recomendable ayudar a los demás, de este modo
nos ayudamos a nosotros.
Participar en actividades de voluntariado y compartir experiencias
con quienes están pasando por ello es una eficaz terapia.
Además,
hay que luchar contra el nerviosismo y descargar tensiones,
hacer ejercicios de respiración, reconocer el impacto que
nos ha causado y convivir con él.
Restaurar el equilibrio normal y coger las riendas de nuestra vida.
Es aconsejable no tomar decisiones importantes durante un
tiempo, como casarse, separarse, vender la vivienda
o cambiar de trabajo.
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