viernes, septiembre 7

EL RELOJ MARCA LAS OCHO


Al nombrarte en silencio duele el corazòn inquieto.

Espera las respuestas que la vida le ha negado.

Los recuerdos vienen, atropellados, constantes,

marcando las diferencias que surgen del pasado.

¿còmo hacer para olvidar si ya no eres presencia

si al partir esa mañana te llevaste nuestra vida?.

El cafè que se enfrìa olvidado en la mesa.

La servilleta celeste guardada en el cajòn,

con el llavero plateado, regalo de aniversario.

El reloj marca las ocho.

Las cortinas se inquietan en la brisa de la noche.

El perfume de retamas

inunda dulcemente el camino hacia la reja.

Se encienden las luces.

Iluminan los techos desparejos de las casas cercanas.

El frìo golpea los vidrios y penetra en las paredes.

Recorro las habitaciones, a oscuras, en silencio.

Acomodo las sillas.

Guardo las revistas viejas, amontonadas, sin orden.

Encuentro el pulover gris, ese que preferìas.

El mismo de la foto que descansa en la repisa.

Miro tu rostro sonriente. Despreocupado. Feliz.

Apenas la acaricio.

Con la entrega absoluta al resignado adiòs.

El reloj marca las ocho.

Y el portòn sigue cerrado

.................................

De: Mònica Figueroa

Derechos Reservados

Año 1995



3 comentarios:

oscilando dijo...

Siempre q he leido lo q escribes siento en ti un ser hermoso y me alegra mucho tener la oportunidad de leer y conocer mas de tu alma.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Tu blog me atrapó, no pude parar de leerlo...Lo lsí todo y te vi tras el visillo, mirando la puerta cerrada y esperando que se abra. si hasta sentí la alegre melodía en esa guitarra. Luego que clausio partió ella también lloró su ausencia.
Gracias por compartir tan bello material poético, tan íntimo, tan lleno de tiernos recuerdos y de angustiada desesperación por la ausencia no esperada.
Yo también sentí cosas parecidas cuando partió Orlando, mi esposo, y hoy, ante tu blog impregnado de recuerdos me hice eco de tu recuerdo para vibrar el mio.
Gracias por compartir tan triste y tierna historia de amor.
Te quiero
Besis
Anamá

Anónimo dijo...

Mónica ...
este escrito es muy triste ...
tal vez los poetas necesiten vivir en la melancolía para que uno los pueda disfrutar..
te mando un fuerte abrazo

ana maría